martes, 22 de noviembre de 2011

El arte de Ser Niño Meditación para los más pequeños


Cada niño merece la oportunidad de descubrir su propio sentido de esta  vida, encontrar de igual forma su propio camino a recorrer. Solo somos los guías para ayudarlos a descubrirlos y una herramienta que nos ayuda a todos en la actualidad y sobre todos a los más pequeños es la Meditación. Asi como nos enseñan a sumar y a restar, a leer y a dibujar, en estos tiempos debemos aprender a meditar.
Meditar es el contacto más cercano que tenemos con la fuente, con la pureza de la existencia, los niños viven en una constante forma meditativa, cuando miran las nubes pasar, cuando realizan un dibujo, cuando nos miran por un instante.
¿En que momento pueden comenzar?, a cualquier edad, mientras mas temprano mejor. Están útil tanto para niños como para adolescentes y sobre todo para sus estudios, ya que los relaja mejor y obtienen una excelente asimilación de información con mayor rapidez que otros niños. Su creatividad aflora con mejor fluidez, obtienen un mejor descanso al dormir y su equilibrio emocional se ve claramente en su comportamiento en su vida cotidiana.
La diferencia entre el éxito y el fracaso radica en la capacidad de concentrar mejor nuestra, mente y espíritu. Un niño que medita es un adulto feliz eso nos queda la mayor duda.  En este  mundo donde el estimulo esta presente siempre, debemos darle un espacio al silencio y ahí la mendicación juega un papel muy importante. 
Experimentar estados de paz y de amor es una cualidad que la podemos vivir con sencillas meditaciones que continuación te indicaremos para que puedas realizarlos con los más pequeños:
•Meditación sentado:
Duración aprox.: De 2 a 10 minutos
Coloca tu espalda recta, siéntate con las piernas cruzadas, tus manos colócalas en tus rodillas de una manera tranquila sin tensión alguna, tu cara relajada. Cierra tus ojos.
Respira suavemente y de manera uniforme, inspira y expira. Mientras sigues respirando suavemente, visualizas una luz muy fuerte y clara que penetra por el centro de tu cabeza; como si te bañaras en esa luz. Sigue respirando suave y profundo. Quédate por unos instantes observando esa luz y cuando desees terminar la meditación toma una ultima inspiración bien suave y lentamente deja salir el aire, abre tus ojos muy suavemente como si fueran unas persianas que se abren, estirate y lentamente te pones de pie.

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